La derecha se opone, se resiste.
Es increíble.
La izquierza cede, se entrega.
Es hermoso.
El centro tiene miedo, se pierde.
Es difícil.
Volver a imaginarte al lado de alguien, qe no sabés cómo es completamente, cuando se levanta, cuando se acuesta, si se mueve mucho mientras duerme, si llora mucho, si ríe mucho... sabés qe es divertido, qe no siempre sirve de armadura pero aguanta y levanta, sentiste el galope y temblas con el roce, pero nada de esto es sufieciente.
A veces te basta con sentir ese no sé qe desequilibrante, mirarlo a los ojos, un abrazo, un beso y una caricia. Te subis a la primer nube qe pasa y sentis satisfacción, parcial, porque volas pero bajas, creciste y te dejas llevar pero ya conociste el dolor punzante en la piel, en el alma y no lo querés repetir.
Empezar de cero sin olvidar las mariposas que tenés adentro, nada de nuevos criaderos. Son dos copas de cristal y aunque lo niegue en sus ojos refejó su fragilidad enterneciendote, pidiendo un abrazo... y aunque no lo sepa le estás dando un bonus track.
Nada es para siempre, esto es como un juego y quizás alguno pierda, pero siempre se puede volver a empezar. Lo confieso, tengo miedo.
